viernes, 4 de marzo de 2016


¿cómo dices adiós a quien necesitas para siempre?
No puedo, y tú tampoco podrás. 




Estas ahí, por primera vez no puedo abrazarte y no puedo detenerte; por primera vez se que tu piel no será quien me salve de mí ¿y quien lo hará? quiero que sigas haciéndolo tú, no creo en Dios pero si tengo que tener una religión prometo al cielo que mi único dios y guía espiritual desde hoy serás tú.

Has conseguido lo que siempre habías querido, me hiciste mujer; dejé de ser bebé, niña y después adolescente entre tus brazos repletos de amor y miel; dulces e interminables. Mi peor fallo fue ese, que creí que nunca terminarían. Por ahí me piden que no llore, que te fuiste orgullosa de mí y gritando que por fin yo soy lo que tú siempre prometiste que sería.

Pero no, no puedo evitar no llorar(te) cuando pienso que no estarás cuando cruce la puerta una tarde de invierno y tu voz cambiándome las mañanas ''esta ahí, la luz de mis días'' y cómo no romperme al pensar que la verdadera luz eras tú, abrazándome hasta partirme los miedos, sonriendo a la desgracia y odiando a mis malos hábitos que otros llamarían complejos. No puedo evitar pensar que dormiré sin que alguien me tape los pies por miedo a que me resfrié y verme enfermar. No puedo evitar pensar en que ya nadie me dirá "si nadie te dice sí, yo lo haré" como tú lo hacías, contigo me lo creía. Nadie más podrá hacerlo, nadie podrá cambiar este sentimiento; ahora lleno de recuerdos que mañana serán mi mas preciosa cicatriz.

No voy a caminar por ti, voy a caminar contigo. Voy a ser la mujer que te prometí que verías crecer y sonreír, joder. Sonreír entre lagrimas sin ti es más difícil que vivir. Te echo de menos, y sólo es el principio de este "sin ti" me siento rota, me siento débil; me falta mi fuerte, me falta tenerte.



Te amo, estés donde estés. Siempre serás el amor de mi vida, tú me enseñaste a vivir pero más a ser humana. Mi compañera, mi sanadora; mi alma. Siempre tuya, siempre conmigo.





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