martes, 25 de octubre de 2016

Respirar sin aire
sintiendo que todo te falta
un hombro donde llorar
una nube donde ocultar la tormenta
no sé, un apoyo sin más.


A todos nos pasa, llegan esos días que sobrepasan la cabeza y atrincheran el corazón. Toca la puerta alguien, abres encontrando que tras ella sólo estás tú. Una vez más tú, desamparado en la soledad de un día más que te consume y te hace querer gritar.

Ahora es el momento, abre la libreta. Explota tus pensamientos, escribe (o sangra) las heridas que chilla tu corazón a pecho descubierto. Arma(te) de valor. Llena de aire el pecho, cierra los ojos y permite(te) que tu música te envuelva por completo. A veces, por no decir siempre, en ti...esta es la melodía del silencio.

El silencio te hace sentir en paz. Nadie entra, nadie puede hacerte volver a llorar. Nadie puede romperte o decirte que no eres fuerte. Nadie puede hacer nada y sin embargo tú lo haces un día, otro y otro más.

¿Por qué atacarte?¿Por qué aferrarte a esa inseguridad?  Puedo decirte que eres mucho más que las palabras de un chico roto y unas malas lenguas, viperinas que solo quieren evitar verte volar. Puedo llenarte de cumplidos que si no ves tú...de nada servirá. Puedo darte todo hecho y no lo entenderás jamás.

Puedo hacer todo, pero tú puedes contigo. Superas todos los esquemas, limites que puedas imaginar. Te retas cada día abriendo los ojos y manteniendo(te) fuerte ante tus rotos. No es que no lo veas, es que no lo quieres ver. Necesitas escuchar de una voz más fuerte que “tú puedes, solo tienes que creer”. Y no se porqué. Refuerzas tu lado débil por no querer mostrar la guerra fría que vives todos los días a quien desearías que te entendiera. Y seguro, te entendería. Pero tú no te das esa oportunidad.


Empieza por ti, da el primer paso. Pon la primera canción, abre el primer libro y no dobles la página. Sigue pasando. La vida es una lectura continua y tú tienes que seguir avanzando.

Los demás solo compraremos tu libro y desearemos ser uno de los puntos y aparte que marquen en ti nuevos y preciosos principios. Alguien intentará provocar precipicios pero tú, si tú, vives más alto que cualquiera de sus intenciones. No debes olvidarte por nadie. Jamás.



Hazlo, inténtalo y me entenderás.



Al fin y al cabo, solo soy un paracaídas roto que sin seguro hoy por fin aprendió a volar.